TAILANDIA, TIERRA DE LOS THAIS, TIERRA DE LOS LIBRES
Como todos los años y con la ayuda de mi buen amigo Juanjo de la Agencia Viajes Traventure http://viajestraventure.com/, preparo mi nuevo itinerario para descubrir otros lugares en el mundo, otras culturas totalmente diferentes a la occidental. Este año vuelo hacia un nuevo continente desconocido hasta ahora por mí, Asía, en concreto visitaré la exótica Tailandia.
El día 12 de agosto emprendo el viaje en vuelo regular desde Madrid, con escala en el Aeropuerto Queen Alia de Amán en Jordania, con destino al Aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok, éste es uno de los aeropuertos principales de la parte sudeste del continente asiático.
Como cabía de esperar, la bienvenida a Tailandia impresiona ya que coinciden miles de personas de diversas nacionalidades. Es una gran 'locura' organizada que activa todos mis sentidos.
Nada más llegar al hotel sobre las 18.40 horas, anocheciendo ya en Bangkok, me dispongo a salir y descubrir la zona turística de la calle Silom, en concreto el típico mercado nocturno de Patpong.
Antes de llegar al mercado en la que atravieso una enorme avenida, mi primera impresión de la ciudad es que es muy dinámica, activa y la gente de allí vive en las calles.
Mucho tráfico, sobre todo motos que van y vienen como si no tuvieran un destino final, y por supuesto, lo más turístico en transporte son los tuk tuk, una especie de motocarro de tres ruedas que arrastra consigo una cabina adaptada para llevar pasajeros.
Al día siguiente y con la luz del día, Bangkok es diferente, el caos de la noche se convierte en una ciudad mágica con todos sus maravillosos templos y el colorido de los monjes budistas recorriendo las calles donde las personas les ofrecen comida y limosna.
Amanece en Bangkok y nos preparamos para visitar el mercado flotante recorriendo sus canales en lancha para disfrutar de otro típico paisaje tailandés.
Refrescante paseo por las aguas turbias de los canales minimizando el altísimo calor debido a la humedad imperante de la zona.
Canales en los que los habitantes viven y comercian con todo tipo de mercancías: comidas, bebidas, textiles, souvenirs... eso sí, hay que negociar y regatear siempre un precio ya que es típico de su cultura.
Ya por la tarde del mismo día, visitamos el Gran Palacio Real de Bangkok que sirvió como sede real desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, donde residían los reyes desde el año 1782.
Dentro del Palacio y uno de los lugares más importantes, es el Templo Wat Phra Kaew, en el cual se encuentra el Buda de Esmeralda que tallado en jade en el siglo XV y con sólo 45 cm de altura, es el más valioso y venerado de Tailandia.
La entrada al Palacio es complicada ya que hay numerosas personas, miles de personas que quieren ver el majestuoso Palacio y es fácil perderse.
Los días siguientes, 15 y 16 de agosto partimos en autobús hacia el norte de Tailandia, dejamos después de dos días y medio la mágica y libre ciudad de Bangkok, llamada por sus habitantes la 'Ciudad de los ángeles'.
El itinerario que recorreremos hasta Chiang Rai, pasando por distintos pueblos, templos y puntos de interés, será de unos 800 kilómetros.
Nos ponemos en marcha dirección Ayuthaya, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, visitando el templo de Wat Prasisanphet, Wat Mongkolbopit y Wat Mahatat.
Seguimos hacia Singburi donde se encuentra la imagen del buda más alta del mundo (93 metros de altura).
Posteriormente visitamos las ruinas arqueológicas de la primera capital del Reino de Siam.
El reino de Sukhotai es considerado como la edad de oro de la civilización thai.
La capital original estaba rodeada por tres fortificaciones concéntricas y dos fosos salvados por cuatro puertas.
Posteriormente visitamos el parque histórico de esta antigua capital y sus templos más importantes.
Continuamos hacia Lampang, recorriendo la zona de un templo de estilo birmano Wat Phra Kaew Don Thao.
Finalizamos este recorrido en el lago Payao para disfrutar de sus bonitos paisajes, como pausa hasta llegar a la ciudad de Chiang Rai.
800 kilómetros que dan para distintas paradas, avituallamientos, compras en mercados, degustación de alimentos (incluido gusanos fritos), templos, budas... fotos y más fotos.
Es día 17 y ya nos encontramos en Chiang Rai.
Salimos en autobús para visitar el Triángulo de Oro donde confluyen tres países: Myanmar, Laos y Tailandia, divididos por el río Mekong.
Pero antes, accedemos al mágico Templo Blanco Wat Rongkhung, templo budista contemporáneo muy original que nada tiene que ver con los templos anteriores visitados.
Una vez visitado el Templo, nos disponemos a marchar para coger una lancha que nos haga el recorrido del Triángulo de Oro por el río Mekong disfrutando a la vez de un bonito paisaje.
Tras el recorrido veremos el Museo del Opio, importante centro de tráfico en la antigüedad.
Por la tarde tiempo libre en el que aprovecho para probar los Masajes Thai típicos de Tailandia: thai massage y foot massage.
Allí voy... y justo al finalizar la sesión, nos comunican el atentado con bomba en pleno centro de Bangkok, concretamente dentro del Santuario de Erawan donde deja decenas de muertos.
En principio no corremos peligro ya que nos encontramos a 800 kilómetros de la capital de Tailandia, aunque nos desconcierta un poco a todos.
Al día siguiente y con las resaca del atentado bomba en Bangkok, partimos hacia Chiang Mai.
En esta etapa paramos para visitar el templo Doi Suthep a 1053 metros de altura e importante centro de peregrinación.
Ya por la tarde visitamos los centros artesanales de joyas y piedras preciosas, seda, sombrillas, tallas de madera, muebles de teca...
Como nota negativa, al salir de estos centros, nos vuelven a informar de una nueva bomba en Bangkok donde por suerte, no hubo ninguna víctima.
Día 19 de agosto, día muy esperado por mí, visita al campamento de elefantes.
Paseamos y descubrimos cada rincón salvaje del campamento donde se encuentran los elefantes.
Los observamos dándose un baño en el río, cómo juegan en el agua y se dejan cepillar por sus cuidadores.
A continuación disfrutamos de un espectáculo donde se ponen en práctica diferentes habilidades a los que han sido enseñados, tales como jugar el fútbol, pintar, tocar la armónica, transportar materiales pesados...
Y por fin, llega el deseado paseo a lomos de un elefante. Trayecto por la jungla encima de un elefante!!!! Maravilloso.
Y para finalizar el gran día, visitamos el poblado donde habitan varias tribus, las de las orejas horadadas y las mujeres jirafa, aldea de refugiados Birmanos exiliados de su país al ser perseguidos por el régimen.
Caminamos por sus calles y observamos sus cabañas, sus escuelas, sus iglesias... su forma de vida.
Día 20 de agosto, salimos en vuelo desde Chiang Mai hacia la Isla de Phuket.
Cuatro días para disfrutar de exóticas playas y visita a diferentes islas famosas.
Llegamos sobre las 19.00 horas, ya de noche y lo peor es que está diluviando. Es normal en esta época del año caracterizado por la presencia de los monzones.
Cenamos en un restaurante comida típica de allí, comida thai, para después ir a descansar al hotel.
Al día siguiente exploro la avenida principal de Phuket repleta de comercios y mercados típicos, para después pasear por su playa principal, aunque es imposible bañarse ya que presenta bandera roja y es muy peligroso adentrarse en el mar.
Día 22 de agosto, contratamos un viaje en barco a la Isla de Ko Tapu, más conocida por la Isla de James Bond, de la película 'El hombre de la pistola de oro' en 1974. Una de las islas paradisíacas de Tailandia.
El 25 de agosto, regreso a España tras tres escalas hasta llegar a Madrid.
La última imagen que tengo de mi viaje a Tailandia, es la puesta de sol desde un mirador en la Isla de Phuket donde reflexiono sobre el camino recorrido en estos trece días.
Tailandia es un país para descubrir, es un país donde la filosofía budista impera en un 90% de los habitantes.
Para mi, es una filosofía donde se le da mucha importancia a los valores personales, esos valores que últimamente parecen que han pasado de moda.
Yo me identifico con gran parte de esa filosofía, más cuando he conocido insitu el país.
Una Tailandia mágica, de culturas y tradiciones diferentes, de gente con una sonrisa en sus rostros para siempre, de una gastronomía exótica y espectacular, y sobre todo, de templos y más templos llenos de monjes budistas a los cuales la gran mayoría de tailandeses respeta y ayuda.
Una de las tantas frases que un guía budista nos comentó de la filosofía de Buda fue que 'hay cosas que llegan a nuestra vida y después se van'.
Tailandia llegó a mi vida, la conocí, la disfruté con su gente y cultura para luego llegar el momento de la despedida.
Todo viaje tiene un principio y un final.
El día 12 de agosto emprendo el viaje en vuelo regular desde Madrid, con escala en el Aeropuerto Queen Alia de Amán en Jordania, con destino al Aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok, éste es uno de los aeropuertos principales de la parte sudeste del continente asiático.
Como cabía de esperar, la bienvenida a Tailandia impresiona ya que coinciden miles de personas de diversas nacionalidades. Es una gran 'locura' organizada que activa todos mis sentidos.
Nada más llegar al hotel sobre las 18.40 horas, anocheciendo ya en Bangkok, me dispongo a salir y descubrir la zona turística de la calle Silom, en concreto el típico mercado nocturno de Patpong.
Antes de llegar al mercado en la que atravieso una enorme avenida, mi primera impresión de la ciudad es que es muy dinámica, activa y la gente de allí vive en las calles.
Mucho tráfico, sobre todo motos que van y vienen como si no tuvieran un destino final, y por supuesto, lo más turístico en transporte son los tuk tuk, una especie de motocarro de tres ruedas que arrastra consigo una cabina adaptada para llevar pasajeros.
Al día siguiente y con la luz del día, Bangkok es diferente, el caos de la noche se convierte en una ciudad mágica con todos sus maravillosos templos y el colorido de los monjes budistas recorriendo las calles donde las personas les ofrecen comida y limosna.
Amanece en Bangkok y nos preparamos para visitar el mercado flotante recorriendo sus canales en lancha para disfrutar de otro típico paisaje tailandés.
Refrescante paseo por las aguas turbias de los canales minimizando el altísimo calor debido a la humedad imperante de la zona.
Canales en los que los habitantes viven y comercian con todo tipo de mercancías: comidas, bebidas, textiles, souvenirs... eso sí, hay que negociar y regatear siempre un precio ya que es típico de su cultura.
Ya por la tarde del mismo día, visitamos el Gran Palacio Real de Bangkok que sirvió como sede real desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, donde residían los reyes desde el año 1782.
Dentro del Palacio y uno de los lugares más importantes, es el Templo Wat Phra Kaew, en el cual se encuentra el Buda de Esmeralda que tallado en jade en el siglo XV y con sólo 45 cm de altura, es el más valioso y venerado de Tailandia.
La entrada al Palacio es complicada ya que hay numerosas personas, miles de personas que quieren ver el majestuoso Palacio y es fácil perderse.
Los días siguientes, 15 y 16 de agosto partimos en autobús hacia el norte de Tailandia, dejamos después de dos días y medio la mágica y libre ciudad de Bangkok, llamada por sus habitantes la 'Ciudad de los ángeles'.
El itinerario que recorreremos hasta Chiang Rai, pasando por distintos pueblos, templos y puntos de interés, será de unos 800 kilómetros.
Nos ponemos en marcha dirección Ayuthaya, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, visitando el templo de Wat Prasisanphet, Wat Mongkolbopit y Wat Mahatat.
Seguimos hacia Singburi donde se encuentra la imagen del buda más alta del mundo (93 metros de altura).
Posteriormente visitamos las ruinas arqueológicas de la primera capital del Reino de Siam.
El reino de Sukhotai es considerado como la edad de oro de la civilización thai.
La capital original estaba rodeada por tres fortificaciones concéntricas y dos fosos salvados por cuatro puertas.
Posteriormente visitamos el parque histórico de esta antigua capital y sus templos más importantes.
Continuamos hacia Lampang, recorriendo la zona de un templo de estilo birmano Wat Phra Kaew Don Thao.
Finalizamos este recorrido en el lago Payao para disfrutar de sus bonitos paisajes, como pausa hasta llegar a la ciudad de Chiang Rai.
800 kilómetros que dan para distintas paradas, avituallamientos, compras en mercados, degustación de alimentos (incluido gusanos fritos), templos, budas... fotos y más fotos.
Es día 17 y ya nos encontramos en Chiang Rai.
Salimos en autobús para visitar el Triángulo de Oro donde confluyen tres países: Myanmar, Laos y Tailandia, divididos por el río Mekong.
Pero antes, accedemos al mágico Templo Blanco Wat Rongkhung, templo budista contemporáneo muy original que nada tiene que ver con los templos anteriores visitados.
Una vez visitado el Templo, nos disponemos a marchar para coger una lancha que nos haga el recorrido del Triángulo de Oro por el río Mekong disfrutando a la vez de un bonito paisaje.
Tras el recorrido veremos el Museo del Opio, importante centro de tráfico en la antigüedad.
Por la tarde tiempo libre en el que aprovecho para probar los Masajes Thai típicos de Tailandia: thai massage y foot massage.
Allí voy... y justo al finalizar la sesión, nos comunican el atentado con bomba en pleno centro de Bangkok, concretamente dentro del Santuario de Erawan donde deja decenas de muertos.
En principio no corremos peligro ya que nos encontramos a 800 kilómetros de la capital de Tailandia, aunque nos desconcierta un poco a todos.
Al día siguiente y con las resaca del atentado bomba en Bangkok, partimos hacia Chiang Mai.
En esta etapa paramos para visitar el templo Doi Suthep a 1053 metros de altura e importante centro de peregrinación.
Ya por la tarde visitamos los centros artesanales de joyas y piedras preciosas, seda, sombrillas, tallas de madera, muebles de teca...
Como nota negativa, al salir de estos centros, nos vuelven a informar de una nueva bomba en Bangkok donde por suerte, no hubo ninguna víctima.
Día 19 de agosto, día muy esperado por mí, visita al campamento de elefantes.
Paseamos y descubrimos cada rincón salvaje del campamento donde se encuentran los elefantes.
Los observamos dándose un baño en el río, cómo juegan en el agua y se dejan cepillar por sus cuidadores.
A continuación disfrutamos de un espectáculo donde se ponen en práctica diferentes habilidades a los que han sido enseñados, tales como jugar el fútbol, pintar, tocar la armónica, transportar materiales pesados...
Y por fin, llega el deseado paseo a lomos de un elefante. Trayecto por la jungla encima de un elefante!!!! Maravilloso.
Y para finalizar el gran día, visitamos el poblado donde habitan varias tribus, las de las orejas horadadas y las mujeres jirafa, aldea de refugiados Birmanos exiliados de su país al ser perseguidos por el régimen.
Caminamos por sus calles y observamos sus cabañas, sus escuelas, sus iglesias... su forma de vida.
Día 20 de agosto, salimos en vuelo desde Chiang Mai hacia la Isla de Phuket.
Cuatro días para disfrutar de exóticas playas y visita a diferentes islas famosas.
Llegamos sobre las 19.00 horas, ya de noche y lo peor es que está diluviando. Es normal en esta época del año caracterizado por la presencia de los monzones.
Cenamos en un restaurante comida típica de allí, comida thai, para después ir a descansar al hotel.
Al día siguiente exploro la avenida principal de Phuket repleta de comercios y mercados típicos, para después pasear por su playa principal, aunque es imposible bañarse ya que presenta bandera roja y es muy peligroso adentrarse en el mar.
Día 22 de agosto, contratamos un viaje en barco a la Isla de Ko Tapu, más conocida por la Isla de James Bond, de la película 'El hombre de la pistola de oro' en 1974. Una de las islas paradisíacas de Tailandia.
El 25 de agosto, regreso a España tras tres escalas hasta llegar a Madrid.
La última imagen que tengo de mi viaje a Tailandia, es la puesta de sol desde un mirador en la Isla de Phuket donde reflexiono sobre el camino recorrido en estos trece días.
Tailandia es un país para descubrir, es un país donde la filosofía budista impera en un 90% de los habitantes.
Para mi, es una filosofía donde se le da mucha importancia a los valores personales, esos valores que últimamente parecen que han pasado de moda.
Yo me identifico con gran parte de esa filosofía, más cuando he conocido insitu el país.
Una Tailandia mágica, de culturas y tradiciones diferentes, de gente con una sonrisa en sus rostros para siempre, de una gastronomía exótica y espectacular, y sobre todo, de templos y más templos llenos de monjes budistas a los cuales la gran mayoría de tailandeses respeta y ayuda.
Una de las tantas frases que un guía budista nos comentó de la filosofía de Buda fue que 'hay cosas que llegan a nuestra vida y después se van'.
Tailandia llegó a mi vida, la conocí, la disfruté con su gente y cultura para luego llegar el momento de la despedida.
Todo viaje tiene un principio y un final.
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